Miro su perfil de Facebook otra vez.
Por suerte Facebook no notifica a quién visitas, si lo hiciera ella
podría ver que entro más de lo normal en un intento de querer saber
cómo está. Me pongo nostálgico al ver sus fotos. Tengo que asumir
que es parte del pasado pero me cuesta. Siempre tengo el pasado muy
presente y me cuesta deshacerme de las personas. Me gustaría
hablarle pero tengo la sensación de que la molestaré, además
siento como si no tuviera nada que decirle, por eso prefiero quedarme
atontado mirándola y recordando lo bonito que fue todo.
Me voy al bar. He quedado con Tomas. Me
pido un café con leche y llega Tomás al instante. Es la primera vez
que le veo desde que volvió de Cuba.
-¿Qué tal Tomás? ¿Qué tal el viaje
a Cuba? -pregunto.
-Cuba una decepción. A ver, La Habana
tiene cierto encanto innegable. Pero me decepcionaron muchas cosas.
El abandono y maltrato animal es brutal y me pone enfermo. La gente
es una pesada y una maleducada. Es segurísimo el país, pero te ven
como dinero andante y lo único que quieren es sacarte pasta. Luego
son unos guarros; los espacios públicos todos llenos de basura (el
mar lleno de mierda en la zona del Malecón). Vale que aquí somos
líderes en abandono animal y si no fuera por los barrenderos igual
estábamos parecido. Pero no sé, no me esperaba esas cosas de la
revolución. Y luego hay mucha complejidad, la gente está
obsesionada con medrar y mostrar que tiene. Supongo que el ser humano
da asco en todas partes. Y la música cubana que tanto amo está muy
reducida a sitios turísticos o locales muy específicos, el 95% es
reggaeton y además a toda hostia independientemente de donde entres.
Eso sí, las cubanas preciosas y tuve que ir al médico y el trato
fue exquisito. Su español es una preciosidad. Quiero volver a ver
Viñales, Camagüey, Santiago de Cuba, Santa Clara... Otras cosas
como el uso de la doble moneda crean una desigualdad tremenda. Y las
últimas aperturas del régimen son también bastante perjudiciales
para los que menos tienen. No sé, es complicado.
-Vaya. Conozco a gente que ha ido y no
me lo han pintado así. Quieren repetir y todo. Lo de tratar de
sacarte el dinero lamentablemente pasa en muchos sitios.
-Porque la gente es una inconsciente y
viajar se ha convertido en un vicio capitalista y burgués que atonta
más de lo que abre la mente. Gastar todo lo que me he gastado allí
me ha dado mucho asco también. Casi más de 1500 euros. ¿Y para
qué? No he ayudado a nadie. Sólo contribuyo a que el sistema nos
siga engullendo a todos. Querría hacer algo al respecto pero soy un
cobarde. ¿Has leído “Geopolítica del hambre”?
-No. Pero me gusta mucho la geopolítica.
-Deberías leerlo, está escrito de forma muy didáctica.
-No. Pero me gusta mucho la geopolítica.
-Deberías leerlo, está escrito de forma muy didáctica.
-Vale. Me lo apunto.
-Cuenta atrocidades sobre el libre
mercado y cómo este sistema mata de hambre. Es brutal. Porque uno ya
se huele cómo son las cosas, pero con ejemplos concretos y toda la
mierda que destapa es vomitiva.
-Entonces seguro que me gustará.
-Apuesto que sí, a no ser que estés
metido en el negocio de los agrocarburantes o te dediques a comprar
tierras en países en vías de desarrollo por precios ridículos y
sin indemnizar a los campesinos para potenciar al máximo los
beneficios. En ese caso no te gustará.
-No te preocupes, yo estoy en la
pobreza también.
-Me alegra mucho verte, ¿Cómo te va
la vida? En los últimos años me he sumido en una depresión
horrible y tengo un montón de dolores y mierdas y los médicos no
saben qué es. Me estoy volviendo loco.
-Yo también me alegro de verte. Lamento lo que me cuentas. Yo me siento estancado. Mi vida es una mierda monótona. Necesito hacer algo y no sé el qué. Por cierto, ¿cómo te tratan las mujeres?
-Yo también me alegro de verte. Lamento lo que me cuentas. Yo me siento estancado. Mi vida es una mierda monótona. Necesito hacer algo y no sé el qué. Por cierto, ¿cómo te tratan las mujeres?
-Pfff, ¿es un chiste? Ya no quedo con
nadie. Hace dos años era un guarro. Pero luego me hundí. Dado como
vivo sólo puedo conocer gente por internet. Y cada vez que tengo una
oportuniddad de quedar con alguna me echo para atrás porque estoy
bloqueado por el miedo y miles de pensamientos y agobios absurdos.
Aparte de que la gente me parece tan de cartonpiedra, no se informan,
no se interesan por nada. Son como robots. Todos los Instagram
iguales con fotos de gente que vive al límite y el rollo “good
vibes”. Y toda esa gilipollez capitalista de las personas hechas a
sí mismas me pone enfermo. El ejemplo está en una vez que discutí
con una tía sobre Obama porque para ella era un Dios. Y le conté lo
que hacía con los drones o los negocios que hacía con
agrocarburantes y la tía lo negaba rollo “mi Obama no puede ser
así”. No, porque sólo ves la puta tele y en la tele no te lo van
a decir. No sé, estamos todos como abotargados. El feminismo por
ejemplo es la nueva ideología burguesa. Una moda.
-Me siento identificado con lo que
dices.
-Es decir, el feminismo está bien y yo
soy feminista.
-Hay mucha contradicción dentro del
feminismo.
-Pero estos revuelos mediáticos son
sólo modas, mediatizaciones ideológicas. Se reivindica lo que
dictan ciertos patrones mediáticos y la gente no va más allá. Y yo
me siento culpable porque no hago nada y la gente se muere de hambre
y compro ropa que ha hecho que los ríos de Bangladesh estén
biológicamente muertos. Siento el rollo que te estoy dando.
-No te preocupes. Me gusta escucharte.
-Y luego mi psicóloga me preguntó:
¿Qué quieres en la vida? Y le dije: ser rico. Y la tía me dice:
“Ah, claro, para tener un Porche y vivir a tope”. Y le dije: “No,
para ser libre, porque el sistema está basado en el dinero y el
dinero da la libertad”.
-Para no ser un puto esclavo.
-Y no lo entendía. Y le decía que si
yo fuese rico no viviría de forma lujosa. La gente es rara, es muy
rara.
-El dinero es la causa de todos los
males. Se creó para que no viviéramos en sociedad e tribus y que
cada uno tuviese su función y vivir de lo que se recolecta y se
caza. Últimamente pienso que el hombre de Neanderthal era más libre
que nosotros. No tenían tantos avances y la esperanza de vida era
una mierda. Pero vivían sin depender del dinero. No sé, si yo fuera
rico jamás me gastaría el dinero en cosas tan absurdas como joyas.
Me parece una vulgaridad.
-Justo, una vulgaridad. Relojes de
treinta mil euros, ¿Para qué quieres algo así? Yo sólo comparía
libros y discos. Intentaría ayudar. Me commparía un buen piso y
viviría feliz con mis gatos. Pero es que el capitalismo es experto
en crear falsas necesidades.
-Tienes un plan parecido al mío.
Aunque yo discos ya no compro, hace años que no me compro uno.
-Dicho lo cual asumo que moriré solo
porque no me adapto. A todas esas fotos en la playa haciendo
barbaquius. Las ceremonias. Todas esas gilipolleces y la gente me
dice “¡Amargado!” Pero es que yo lo veo innecesario.
-Te entiendo perfectamente.
-Me hice Instagram pensando que así
podría conocer chicas. Pero yo no me adapto a esa jungla, a subir
historias para que la gente vea lo bien que vivo y lo buen partido
que soy. Y luego las tías con su frivolidad y sus defensas
superaltas. No sé, pero vivimos en la cultura del enfrentamiento.
Hay que estar haciendo siempre algo. No hacer nada y estar a solas
con tus pensamientos es peligroso. Entretenerse es el fin último de
toda acción humana.
-No hay espacio para la reflexión.
-¿Has leído “El arte de amar”?
-No, ¿De quién es?
-De Erich Fromm. Parece que te vas a
encontrar un decálogo de cómo amar, pero en absoluto. Es una feroz
crítica al sistema de relaciones interpersonales actual. Y a cómo
el capitalismo influye en ellas y nos convierte en meros activos y
productos para negociar.
-Y eso me da una terrible sensación de
que yo no le puedo aportar nada a nadie. A mí me gusta hacer cosas
tranquilas. Y no salir a hacer montañismo y cosas de esas que tanto
le gustan a la gente de Tinder.
-Otro libro que tienes que leer, tal
cual, “Tinder está lleno de aventureros”. De gente que vive al
límite todos los días. A mí también me encanta estar en casa y
llevar una vida relajada. No tengo grandes ambiciones.
La charla continuó largo rato. Hasta
que decido poner una excusa para irme. Digo que me voy a casa pero
me paro en un parque para sentarme en un banco durante un rato. Miro el
móvil. Siento que soy un objeto de consumo. Entro en Whatsapp y miro la conversación de ella. Hace meses que no hablamos, no
sabría qué decirle, ella se habrá olvidado de mí. Pero me lleno
de valor y escribo un discreto:
-Hola, ¿Qué tal?
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