miércoles, 5 de septiembre de 2018

Bendecida fue la causa de mi fortuna


Miro su perfil de Facebook otra vez. Por suerte Facebook no notifica a quién visitas, si lo hiciera ella podría ver que entro más de lo normal en un intento de querer saber cómo está. Me pongo nostálgico al ver sus fotos. Tengo que asumir que es parte del pasado pero me cuesta. Siempre tengo el pasado muy presente y me cuesta deshacerme de las personas. Me gustaría hablarle pero tengo la sensación de que la molestaré, además siento como si no tuviera nada que decirle, por eso prefiero quedarme atontado mirándola y recordando lo bonito que fue todo.


Me voy al bar. He quedado con Tomas. Me pido un café con leche y llega Tomás al instante. Es la primera vez que le veo desde que volvió de Cuba.

-¿Qué tal Tomás? ¿Qué tal el viaje a Cuba? -pregunto.
-Cuba una decepción. A ver, La Habana tiene cierto encanto innegable. Pero me decepcionaron muchas cosas. El abandono y maltrato animal es brutal y me pone enfermo. La gente es una pesada y una maleducada. Es segurísimo el país, pero te ven como dinero andante y lo único que quieren es sacarte pasta. Luego son unos guarros; los espacios públicos todos llenos de basura (el mar lleno de mierda en la zona del Malecón). Vale que aquí somos líderes en abandono animal y si no fuera por los barrenderos igual estábamos parecido. Pero no sé, no me esperaba esas cosas de la revolución. Y luego hay mucha complejidad, la gente está obsesionada con medrar y mostrar que tiene. Supongo que el ser humano da asco en todas partes. Y la música cubana que tanto amo está muy reducida a sitios turísticos o locales muy específicos, el 95% es reggaeton y además a toda hostia independientemente de donde entres. Eso sí, las cubanas preciosas y tuve que ir al médico y el trato fue exquisito. Su español es una preciosidad. Quiero volver a ver Viñales, Camagüey, Santiago de Cuba, Santa Clara... Otras cosas como el uso de la doble moneda crean una desigualdad tremenda. Y las últimas aperturas del régimen son también bastante perjudiciales para los que menos tienen. No sé, es complicado.
-Vaya. Conozco a gente que ha ido y no me lo han pintado así. Quieren repetir y todo. Lo de tratar de sacarte el dinero lamentablemente pasa en muchos sitios.
-Porque la gente es una inconsciente y viajar se ha convertido en un vicio capitalista y burgués que atonta más de lo que abre la mente. Gastar todo lo que me he gastado allí me ha dado mucho asco también. Casi más de 1500 euros. ¿Y para qué? No he ayudado a nadie. Sólo contribuyo a que el sistema nos siga engullendo a todos. Querría hacer algo al respecto pero soy un cobarde. ¿Has leído “Geopolítica del hambre”?
-No. Pero me gusta mucho la geopolítica.
-Deberías leerlo, está escrito de forma muy didáctica.
-Vale. Me lo apunto.
-Cuenta atrocidades sobre el libre mercado y cómo este sistema mata de hambre. Es brutal. Porque uno ya se huele cómo son las cosas, pero con ejemplos concretos y toda la mierda que destapa es vomitiva.
-Entonces seguro que me gustará.
-Apuesto que sí, a no ser que estés metido en el negocio de los agrocarburantes o te dediques a comprar tierras en países en vías de desarrollo por precios ridículos y sin indemnizar a los campesinos para potenciar al máximo los beneficios. En ese caso no te gustará.
-No te preocupes, yo estoy en la pobreza también.
-Me alegra mucho verte, ¿Cómo te va la vida? En los últimos años me he sumido en una depresión horrible y tengo un montón de dolores y mierdas y los médicos no saben qué es. Me estoy volviendo loco.
-Yo también me alegro de verte. Lamento lo que me cuentas. Yo me siento estancado. Mi vida es una mierda monótona. Necesito hacer algo y no sé el qué. Por cierto, ¿cómo te tratan las mujeres?
-Pfff, ¿es un chiste? Ya no quedo con nadie. Hace dos años era un guarro. Pero luego me hundí. Dado como vivo sólo puedo conocer gente por internet. Y cada vez que tengo una oportuniddad de quedar con alguna me echo para atrás porque estoy bloqueado por el miedo y miles de pensamientos y agobios absurdos. Aparte de que la gente me parece tan de cartonpiedra, no se informan, no se interesan por nada. Son como robots. Todos los Instagram iguales con fotos de gente que vive al límite y el rollo “good vibes”. Y toda esa gilipollez capitalista de las personas hechas a sí mismas me pone enfermo. El ejemplo está en una vez que discutí con una tía sobre Obama porque para ella era un Dios. Y le conté lo que hacía con los drones o los negocios que hacía con agrocarburantes y la tía lo negaba rollo “mi Obama no puede ser así”. No, porque sólo ves la puta tele y en la tele no te lo van a decir. No sé, estamos todos como abotargados. El feminismo por ejemplo es la nueva ideología burguesa. Una moda.
-Me siento identificado con lo que dices.
-Es decir, el feminismo está bien y yo soy feminista.
-Hay mucha contradicción dentro del feminismo.
-Pero estos revuelos mediáticos son sólo modas, mediatizaciones ideológicas. Se reivindica lo que dictan ciertos patrones mediáticos y la gente no va más allá. Y yo me siento culpable porque no hago nada y la gente se muere de hambre y compro ropa que ha hecho que los ríos de Bangladesh estén biológicamente muertos. Siento el rollo que te estoy dando.
-No te preocupes. Me gusta escucharte.
-Y luego mi psicóloga me preguntó: ¿Qué quieres en la vida? Y le dije: ser rico. Y la tía me dice: “Ah, claro, para tener un Porche y vivir a tope”. Y le dije: “No, para ser libre, porque el sistema está basado en el dinero y el dinero da la libertad”.
-Para no ser un puto esclavo.
-Y no lo entendía. Y le decía que si yo fuese rico no viviría de forma lujosa. La gente es rara, es muy rara.
-El dinero es la causa de todos los males. Se creó para que no viviéramos en sociedad e tribus y que cada uno tuviese su función y vivir de lo que se recolecta y se caza. Últimamente pienso que el hombre de Neanderthal era más libre que nosotros. No tenían tantos avances y la esperanza de vida era una mierda. Pero vivían sin depender del dinero. No sé, si yo fuera rico jamás me gastaría el dinero en cosas tan absurdas como joyas. Me parece una vulgaridad.
-Justo, una vulgaridad. Relojes de treinta mil euros, ¿Para qué quieres algo así? Yo sólo comparía libros y discos. Intentaría ayudar. Me commparía un buen piso y viviría feliz con mis gatos. Pero es que el capitalismo es experto en crear falsas necesidades.
-Tienes un plan parecido al mío. Aunque yo discos ya no compro, hace años que no me compro uno.
-Dicho lo cual asumo que moriré solo porque no me adapto. A todas esas fotos en la playa haciendo barbaquius. Las ceremonias. Todas esas gilipolleces y la gente me dice “¡Amargado!” Pero es que yo lo veo innecesario.
-Te entiendo perfectamente.
-Me hice Instagram pensando que así podría conocer chicas. Pero yo no me adapto a esa jungla, a subir historias para que la gente vea lo bien que vivo y lo buen partido que soy. Y luego las tías con su frivolidad y sus defensas superaltas. No sé, pero vivimos en la cultura del enfrentamiento. Hay que estar haciendo siempre algo. No hacer nada y estar a solas con tus pensamientos es peligroso. Entretenerse es el fin último de toda acción humana.
-No hay espacio para la reflexión.
-¿Has leído “El arte de amar”?
-No, ¿De quién es?
-De Erich Fromm. Parece que te vas a encontrar un decálogo de cómo amar, pero en absoluto. Es una feroz crítica al sistema de relaciones interpersonales actual. Y a cómo el capitalismo influye en ellas y nos convierte en meros activos y productos para negociar.
-Y eso me da una terrible sensación de que yo no le puedo aportar nada a nadie. A mí me gusta hacer cosas tranquilas. Y no salir a hacer montañismo y cosas de esas que tanto le gustan a la gente de Tinder.
-Otro libro que tienes que leer, tal cual, “Tinder está lleno de aventureros”. De gente que vive al límite todos los días. A mí también me encanta estar en casa y llevar una vida relajada. No tengo grandes ambiciones.

La charla continuó largo rato. Hasta que decido poner una excusa para irme. Digo que me voy a casa pero me paro en un parque para sentarme en un banco durante un rato. Miro el móvil. Siento que soy un objeto de consumo. Entro en Whatsapp y miro la conversación de ella. Hace meses que no hablamos, no sabría qué decirle, ella se habrá olvidado de mí. Pero me lleno de valor y escribo un discreto:

-Hola, ¿Qué tal?

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