viernes, 25 de febrero de 2011

Personajes que reaparecen en mis sueños


Sueño repetidas veces de una forma enfermiza con los Príncipes de Asturias, con el Papa y con Michael Jackson. Bien es cierto es que muchas veces sueño con famosos, escritores, cantantes, filósofos, deportistas y de todo. Se puede decir que mis sueños son como un late night donde vienen invitados nuevos cada noche. Pero en vez de presentar sus nuevos trabajos se van de copas conmigo, o vienen a verme a casa y me dicen una gilipollez de un calibre incalculable.

Pero sobre todo, lo que no entiendo es por qué siempre sueño con los Príncipes de Asturias. Son personajes públicos a los que no les tengo ningún aprecio, no me despiertan ninguna simpatía, ni siquiera les tengo un odio visceral. Se puede decir que son personas absolutamente indiferentes para mí. Pero en mis sueños siempre aparecen como mis amigos. Durante mucho tiempo soñaba que se me invitaban a su boda. A veces estoy en inauguraciones con ellos, voy en sus coches y me hablan como a un amigo. Y yo en el sueño no lo veo como algo raro, los trato de tú, y son como unos mortales más.



También tengo tendencia a soñar con el Papa, al cual veo muchas veces visitándome en casa, o en la calle, o voy a Vaticano y me recibe como si fuese un ministro o alguien importante. Últimamente es Benedicto XVI, pero casi siempre está encarnado todavía en Juan Pablo II. Y lo curioso es que tampoco me gusta nada la religión, de hecho la detesto, pero lo tengo ahí en el podium de las personas con las que más sueño.

Y otro que también se me aparece con frecuencia es Michael Jackson. A veces componemos canciones juntos, estamos en su parque de atracciones, o me visita y se viene de fiesta conmigo, como el más amigo de los amigos.

Lo que más me sorprende de todo esto es la normalidad con la se asume en el sueño esa situación tan atípica. Como si no hubiese ni una pizca de rareza en todo lo que está ocurriendo.

Supongo que el día que conozca a los Príncipes de Asturias creeré que estoy en un sueño lúcido. No exagero si digo que sueño con ellos más de diez veces al año. Si algún día me reciben cuando gane el Oscar trataré se suicidarme para salir del sueño como en Origen y correré riesgo de que me muera de verdad.

Pero lo que realmente quiero es ganar el Óscar de Hollywood, volver a España y que los príncipes me hagan una recepción privada. Una vez allí quiero montármelo con doña Letizia. Mi verdadero sueño es meterle el Óscar a modo de consolador mientras el Príncipe nos graba para hacer un vídeo porno casero. Eso sería el verdadero sueño que quiero que se cumpla. Mezclar realeza, suciedad, perversión y un objeto valioso como la estatuilla que sea reducido y utilizado para placeres banales.

Pero si ocurre quiero que ocurra pronto, no quiero que la Princesa pierda el encanto con los años.

Todavía está de buen ver.

martes, 22 de febrero de 2011

Abducción en Turquía

Este documental es en realidad un homenaje a nuestro año Erasmus en Turquía y a la ciudad de Eskisehir. Se grabó en un día para una asignatura de documental. Tan sólo tuvimos un día más para editarlo, lo cual es poquísimo. También hay que tener en cuenta que ese documental lo hicimos sin guión, teníamos una vaga idea, pero la mayoría de cosas surgieron de forma improvisada y fue todo casi mágico, como por ejemplo encontrarnos en el periódico ese mismo día a los Aliens. Os dejo que disfrutéis de esta media hora de documental.






Malos malísimos


Nos dijeron que llegaron a un acuerdo importante entre el Rey de España, Juan Carlos y Gadafi para la cooperación entre Libia y España. Todos eran muy amigos. Todos sonreían felices en las fotos. Se solventaba un problema de deuda privada, se vendía petróleo baratito a España. Gadafi era un líder ejemplar. Tiempo atrás era acusado de terrorista, más tarde era el líder de una nación emergente. Entonces vienen los apretones de manos, las felicitaciones, los buenos deseos a la familia y se califica el encuentro como histórico.

Muy bien. Ahora resulta que la gente pide libertad, la gente pide democracia. Todos quieren mejorar su precaria situación. Se desata el caos en Túnez, el Líbano, Egipto, Bahrein, entre otros. Se extienden las revueltas por todos los países del Norte de África. Y entonces, ante el avance de las protestas, la Unión Europea abre la boca para decir que hay que escuchar al pueblo. Pero en realidad lo que quieren decir es que hay que negociar con el pueblo, que serán los futuros gobernantes, para que sigan vendiéndoles petróleo baratito.

Pero es muy difícil pensar que todos estos movimientos han surgido de forma espontánea. Por ejemplo las revueltas de Marruecos parecen hechas y orquestadas desde la propia España. El vídeo con en el que se intentó promover la revuelta parecía patrocinado por El país. De hecho no me extrañaría nada que incluso lo grabasen ellos mismos. El vídeo tenía una buena producción. Tenía buena imagen. Y ese tipo de vídeos no es el clásico que hace una persona de a pie que pide más derechos. Una persona así lo haría con su teléfono móvil. Este vídeo estaba hecho por profesionales, por un publicista, por un traductor y por varios comunicadores audiovisuales. Y me atrevería a decir más: parecía también hecho por algún servicio de inteligencia español. A nadie más que a los españoles les conviene que acabe la monarquía en Marruecos.

¿Conspiranoia? Tal vez. Pero uno siempre debe pensar que detrás de todo eso hay mucho más. Si hay países que cambian de gobierno es porque alguien los deja. Que no os quepa ninguna duda.

Europa está expectante, aunque apoye a los manifestantes (no les queda otra) están perdiendo su coto privado de materia prima. África es el suministrador oficial de Europa. Antes de la revolución francesa nadie pensaba que el pueblo llano, al que creían controlado, se haría con el poder. Hoy en día nadie cree que los países africanos planten cara a la dominación de Europa. Y quizás la historia pueda cambiar y nos sorprendernos de nuevo.

Alguien dijo que el mundo ya no está dividido en continentes. Los países del hemisferio Norte han sido los que más han evolucionado en el mundo. La diferencia económica entre los países del Norte y los del Sur cada vez es mayor. La guerra del futuro no será entre países ni continentes, será entre los pobres explotados y dominados del Sur, contra los conquistadores, explotadores y aprovechados del Norte.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Algo funcionaba mal

  
Alguna vez me han dicho que soy un poco raro. Yo siempre he dicho que soy una persona de lo más normal. Sobre todo si partimos de la base de que yo nací en Cullera. Una ciudad donde se pelean entre bandas de música y en la cual ser fallera mayor o camarera de la virgen en las fiestas del pueblo es la máxima aspiración de sus ciudadanos. Cuando alguien visita Cullera se sorprende enseguida del número de desperdicios humanos que viven en la ciudad, o del índice de alfabetismo que asola la población (analfabetismo funcional, se entiende) algunos son hijos de la generación que vivió durante la famosa Ruta del Bacalao, que devastó la ciudad en su día. De hecho, muchos de los de mi generación fueron concebidos en la misma ruta, cuando sus padres iban pasados de pastillas y no tomaron precauciones. Ahora corretean con sus motos o sus coches y el tunning es su máxima afición. Con este panorama es muy raro que haya nacido un ser como yo en el litoral valenciano.

Pero a esto hay que sumarse otras rarezas de índole familiar. Por poner un ejemplo, recuerdo una discusión entre mi padre y mi madre. Ese día llovía y mi padre se asomó al balcón. Al volver al comedor dijo que había meado por el balcón mientras llovía y que las gotas de su orín se habían mezclado con las gotas de lluvia.

- Y no sabéis lo mejor -dijo- el mayor placer del mundo es cuando una de las gotas de lluvia te golpea en el piu.
- ¿Pero tú estás loco? -gritó mi madre.

Yo esperaba una reprimenda monumental por parte de ella diciéndole que no hiciera eso. Pero me sorprendió su respuesta.

- ¿No te das cuenta de que te verán del edificio de enfrente y allí vive la amiga de la que trabaja conmigo?

En vez de cantarle las cuarenta lo que le preocupaba era que viesen a su marido mear por el balcón.

Desde ese día, cada vez que llovía mi padre salía al balcón  y decía entre risas que iba a mear. Mi madre se enfadaba. Yo comía mi plato de la cena ajeno a todo, escuchando atentamente. No supe hasta mucho tiempo después que todo aquello no era normal.

Y lo que me extraña, es que todavía la gente me diga que soy raro, cuando en estas circunstancias haber salido así, tan normal, tan pacífico, tan inteligente, es lo más extraño del mundo.


martes, 15 de febrero de 2011

Todo es mentira

No os creáis nada. Todo es mentira. De hecho tú no estás leyendo esto. Es todo fruto de tu imaginación.