Muchos de los que están en contra de la medida del gobierno de
aumentar las tasas universitarias defienden la idea equivocada. Dicen
que con la subida del precio de la matrícula será muy difícil
para muchos acceder a la universidad y, por lo tanto, no podrán
optar a una “vida mejor”.
Sin embargo, esa no es la principal idea que se debe defender. La
universidad no es formación profesional. No es un lugar para
aprender un oficio, es mucho más. Un verdadero universitario lo es
para toda la vida. La universidad es abrirse al mundo, escuchar,
investigar, leer, aprender, compartir. Te enseña a ser crítico, a
estar alerta, acechando, a no dar nada por sentado, a cuestionarlo
todo.
A los señores que toman este tipo de decisiones tan a la ligera,
me gustaría decirles unas cuantas cosas. Por desgracia ya hace
tiempo que nos hemos dado cuenta de que lo que nos contaban nuestros
padres de pequeños de “estudia para ser alguien en la vida” es
una gran mentira. Ustedes lo han convertido en una gran mentira. Hoy
en día ni tan siquiera te pueden garantizar un puesto de trabajo por
haber estudiado. Entonces, ¿no se preguntan por qué siguen habiendo
universitarios?
Entérense, estamos en la universidad porque queremos aprender,
queremos saber más, el instituto nos ha sabido a poco, muy poco, y
necesitamos más. Queremos saber de historia, arte, ciencias,
política, medicina, física, biología, literatura… Por el simple
placer de adquirir conocimientos. “¡Qué no lo hagan con mis
impuestos!” dirán algunos. ¿Todavía hay gente que no entiende la
importancia de tener una sociedad culta y preparada? ¿Cómo valoran
eso señores? ¿Qué pasa, qué en su calculadora no hay ninguna
tecla para sumar los conocimientos?
Pero muchos también pecan de estudiar por aspiraciones puramente
económicas. ¿Cuántos estudiantes de esas carreras difíciles
(todos sabemos cuales son) no hablan de posibles sueldos futuros? La
sociedad nos ha enseñado a pensar así, nos han engañado, nos han
dicho “estudia si no quieres acabar de camarero”. Nos han
enseñado a pensar que hay gente que se merece estar arriba y otros
abajo, y nos han puesto el caramelito en la boca, “si estudias
podrás llegar a tener más dinero y ser mejor que los demás”.
¡Mentira! Es una gran mentira, y además también es una idea que no
debemos defender.
No debemos estudiar para mejorar nuestro futuro. Todos tenemos
derecho a un futuro. Estudiar es solo una opción. No seamos tontos,
no nos creamos parte de una élite por estudiar, no nos creamos
merecedores de algo mejor. ¿Acaso no se esfuerza igual un obrero,
una señora de limpieza, un jardinero o un panadero? ¿No madrugan?
¿No aguantan a sus jefes? ¿No se les rompe el lomo de trabajar?
Defendamos el poder estudiar como un bien en sí mismo, como una
necesidad, como una aportación inmensa a la sociedad. La única
ventaja laboral que deberíamos aspirar estudiando es la de
dedicarnos a aquello que más nos gusta. Pero dejemos de decir que
queremos conseguir una vida mejor que la de nuestros padres. A eso ya
tenemos derecho sin la necesidad poner un pie en la universidad. Ya
que el mundo está formado de un modo en el que tenemos que trabajar,
exijamos trabajos dignos (para todos), que nos den para algo más que
la mera supervivencia. Queremos vivir, irnos de viaje, conciliar vida
laboral y familiar, pasárnoslo bien…
Termino con un NO rotundo a la subida de tasas universitarias. Una
medida injusta e irresponsable. La cultura y la formación se merecen
una mejor valoración que la que le están dando los políticos estos
días.
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