viernes, 27 de abril de 2012

La universidad es mucho más que una formación profesional

Muchos de los que están en contra de la medida del gobierno de aumentar las tasas universitarias defienden la idea equivocada. Dicen que con la subida del precio de la matrícula será muy difícil para muchos acceder a la universidad y, por lo tanto, no podrán optar a una “vida mejor”.

Sin embargo, esa no es la principal idea que se debe defender. La universidad no es formación profesional. No es un lugar para aprender un oficio, es mucho más. Un verdadero universitario lo es para toda la vida. La universidad es abrirse al mundo, escuchar, investigar, leer, aprender, compartir. Te enseña a ser crítico, a estar alerta, acechando, a no dar nada por sentado, a cuestionarlo todo.


A los señores que toman este tipo de decisiones tan a la ligera, me gustaría decirles unas cuantas cosas. Por desgracia ya hace tiempo que nos hemos dado cuenta de que lo que nos contaban nuestros padres de pequeños de “estudia para ser alguien en la vida” es una gran mentira. Ustedes lo han convertido en una gran mentira. Hoy en día ni tan siquiera te pueden garantizar un puesto de trabajo por haber estudiado. Entonces, ¿no se preguntan por qué siguen habiendo universitarios?

Entérense, estamos en la universidad porque queremos aprender, queremos saber más, el instituto nos ha sabido a poco, muy poco, y necesitamos más. Queremos saber de historia, arte, ciencias, política, medicina, física, biología, literatura… Por el simple placer de adquirir conocimientos. “¡Qué no lo hagan con mis impuestos!” dirán algunos. ¿Todavía hay gente que no entiende la importancia de tener una sociedad culta y preparada? ¿Cómo valoran eso señores? ¿Qué pasa, qué en su calculadora no hay ninguna tecla para sumar los conocimientos?

Pero muchos también pecan de estudiar por aspiraciones puramente económicas. ¿Cuántos estudiantes de esas carreras difíciles (todos sabemos cuales son) no hablan de posibles sueldos futuros? La sociedad nos ha enseñado a pensar así, nos han engañado, nos han dicho “estudia si no quieres acabar de camarero”. Nos han enseñado a pensar que hay gente que se merece estar arriba y otros abajo, y nos han puesto el caramelito en la boca, “si estudias podrás llegar a tener más dinero y ser mejor que los demás”. ¡Mentira! Es una gran mentira, y además también es una idea que no debemos defender.

No debemos estudiar para mejorar nuestro futuro. Todos tenemos derecho a un futuro. Estudiar es solo una opción. No seamos tontos, no nos creamos parte de una élite por estudiar, no nos creamos merecedores de algo mejor. ¿Acaso no se esfuerza igual un obrero, una señora de limpieza, un jardinero o un panadero? ¿No madrugan? ¿No aguantan a sus jefes? ¿No se les rompe el lomo de trabajar?

Defendamos el poder estudiar como un bien en sí mismo, como una necesidad, como una aportación inmensa a la sociedad. La única ventaja laboral que deberíamos aspirar estudiando es la de dedicarnos a aquello que más nos gusta. Pero dejemos de decir que queremos conseguir una vida mejor que la de nuestros padres. A eso ya tenemos derecho sin la necesidad poner un pie en la universidad. Ya que el mundo está formado de un modo en el que tenemos que trabajar, exijamos trabajos dignos (para todos), que nos den para algo más que la mera supervivencia. Queremos vivir, irnos de viaje, conciliar vida laboral y familiar, pasárnoslo bien…

Termino con un NO rotundo a la subida de tasas universitarias. Una medida injusta e irresponsable. La cultura y la formación se merecen una mejor valoración que la que le están dando los políticos estos días.

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