sábado, 2 de septiembre de 2023

La psicóloga


Cuando entré en la consulta de la psicóloga me temblaba el cuerpo. Esperaba que fuera como en las películas, que hubiera un diván, que me tumbaran y que ella tomara notas en su libreta mientras yo soltaba mi mierda. Pero no. Me senté delante de ella, como en la consulta de un despacho, con una mesa entre los dos.

Me costó muchísimo arrancar. No me salían las palabras. Nunca en mi vida había estado tan bloqueado. No sabía por dónde empezar. Me entraron ganas de llorar de la impotencia de no saber expresarme, de no saber qué hacía allí. De hecho, no creía en los psicólogos, me parecían timadores que daban consejos inútiles que no servían para nada, consejos que podría darte cualquier amigo o cualquier persona con experiencia.