Año 2000. El año en el que nos visitó Jordi Sierra i Fabra |
Leer
un libro de Jordi Sierra i Fabra es como leer a un viejo amigo,
aunque él no me conozca fue una persona importante en mi vida.
Cuando era adolescente nos visitó en el instituto y nos dio una
charla de lo más motivadora. Ya escribí sobre ese día en el
antiguo blog y no me extenderé mucho más en ello, pero nos
revolucionó a todos, nos motivó a muchos a luchar por lo que
queríamos y a día de hoy sigo sus consejos. No olvidaré lo que
dijo “Vale más la pena ganar un euro a gusto que diez a disgusto”.
Esa frase se me quedó grabada a fuego.
De vez en cuando me gusta comprar algún libro de Jordi. Dicen que es literatura juvenil pero yo con treinta años ya bien entrados sigo disfrutando con sus tramas, sus historias, sus diálogos y su crítica social. Pero hubo un libro especial que parecía hecho para mí. El libro en cuestión es Rabia. Y en él narra la historia de una chica que tiene talento para la música y le visita el escritor a su instituto y también le revoluciona su forma de ver las cosas. El protagonista podría haber sido yo perfectamente, y seguro que a muchos adolescentes les motivó tanto como a mí, por eso escribió ese libro. De hecho es un libro que he recomendado a muchos adolescentes cuando están perdidos en la vida y no saben qué hacer, también lo he regalado a personas que creo que les podría cambiar la vida como hizo conmigo.
Hace cuatro años vi a Jordi Sierra i
Fabra e la feria de libro de Madrid. Lo vi en la caseta esperando a
firmar libros, hablaba con una librera que estaba a su lado. En ese
momento me acerqué y quise hablarle, pero no sé por qué motivo me
dio vergüenza y me quedé callado, le miré un rato y recordé lo
mucho que me influyó. Me hubiese gustado decirle que gracias a él
desaté más mi pasión por escribir, que gracias a él lucho por mis
sueños, que gracias a él dejé un trabajo fijo que me amargaba para
ponerme a estudiar lo que me hacía ilusión. Quería, en definitiva,
darle las gracias por tanto. Y es que a veces hay personas que nos
salvan y ni siquiera son conscientes de ello.
Ahora estoy leyendo su libro “mis primeros cuatrocientos libros”, que son sus memorias literarias.
Compré el libro pensando que sería una autobiografía, y como me
interesaba mucho su vida quise leerlo. En realidad no cuenta muchas
anécdotas personales, pero sí las suficientes para recordar aquella
charla motivadora en la que nos contó lo mismo que aparece en el
libro. Lo que más me sorprende del libro es su capacidad para crear
historias y escribirlas y producir libros en masa como churros. De
hecho es uno de los escritores más prolíficos que existe en el
panorama literario español. Yo sólo he escrito un libro y me parece
una hazaña y me siento muy orgulloso de haberlo hecho, así que no
sé cómo se sentirá él habiendo escrito cuatrocientos. Y eso que
el libro es del 2012, así que cinco años después la cifra habrá
aumentado considerablemente.
Jordi es de esas personas inspiradoras,
que superó muchas dificultades, era tartamudo y descubrió que
escribiendo no tartamudeaba. Pero superó su tartamudez y la
prohibición de su padre de seguir escribiendo porque, según él, no
podría ganarse la vida así. Me recuerda mucho a las dificultades
que yo mismo he tenido en la vida. Su vida es un ejemplo de
superación, de entusiasmo, de positividad y que siempre deja en sus
historias un poso de esperanza. Aunque algo que me está gustando del
libro es ver su lado humano, también tuvo una crisis literaria,
estuvo un año sin apenas escribir, y eso me hace verlo más real y
más cercano.
Admiro a todas esas personas que se
empecinan en conseguir lo que se proponen. Son el reflejo en el que
me gustaría verme, pero también tengo que superar mis propios
obstáculos, que son muchos. La producción literaria de Jordi es
incesante y estoy disfrutando muchísimo con sus memorias literarias.
He recordado libros que he leído de él como “Balada de Siglo
XXI”, “Malas tierras”, “Noche de viernes”, “El joven
Lennon” y muchos más, pero recuerdo uno con cariño porque me lo
recomendó leer mi primer amor porque decía que le recordaba a mí,
que es “La estrella de la mañana”.
Espero que Jordi siga escribiendo como
lo hace y nos siga haciendo disfrutar de la literatura como ha hecho
hasta ahora. Me alegra muchísimo que tenga una fundación en la que
promueva la lectura y la escritura, porque considero que la lectura
es el alimento del espíritu para hacernos más críticos y pensar
por nosotros mismos, el que no lee está condenado.
Gracias por tanto, Jordi.
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