Te llega un libro vergonzoso como objeto. Antes lo han visto tus familiares. Creen que te has comprado un libro pornográfico por internet. Te avergüenzas del libro. No lo dejas a la vista. Ves las fotos del interior y te das cuenta que no lo podrás sacar para leerlo por ahí. No vas a querer que la gente se siente a tu lado en el metro y vea que estás leyendo un libro llamado 20 polvos y que tiene fotografías de mujeres y hombres desnudos follando. Entonces lo guardas como un secreto, como un tesoro escondido con una gran verdad en su interior.
Lo lees. Te da asco. Algunas cosas son tan deleznables que te gustaría estrangular al autor Rafael Fernández. Pero hay algo que te inquieta. Te reconoces en sus pensamientos. Te ves reflejado en algunas reflexiones. Sabes que tenéis mucho en común. Entonces te das cuenta que te das asco tu mismo, que te da asco la gente, que te da asco el mundo. La realidad y la crudeza de sus palabras te está abofeteando la cara. Te está tirando un cubo de agua fría sobre el lecho en el que duermes. Te está diciendo que el mundo está lleno de cabrones, putas e hijos de puta. Te lo crees y te deprimes. La vida es aquello que pasa mientras te empeñas en creer que el mundo todavía es justo.
Pero detrás de toda la maldad imperante ves una luz de bondad que no sabes localizar. Rafa está utilizando la literatura como confesionario de sus pecados. Su diario publicado en este libro le disculpa de cualquier maldad porque tiene la valentía de decirlo y confesarlo como el que se limpia sus pecados. Te das cuenta que a muchas mujeres les gustaría saber lo que aquí se dice por eso de que más vale una verdad cruel que una mentira piadosa. Tal vez les diera respuesta a muchas preguntas que se plantean acerca de los hombres y acerca de sí mismas. En el libro encuentras una verdad que viene desde el lado más oscuro del alma del ser humano. No quieres compartir el libro, pero a la vez te gustaría regalárselo a todo el mundo de forma anónima para que despierten, pero sabes que si todo el mundo despertase el mundo sería inhabitable. Entonces decides callarte y sólo compartir el libro sólo con la gente a la que consideras privilegiada.
Acabas de leer 20 polvos. Sales a la calle. Ves a la gente pasear y la miras con más desprecio. Te acaban de dar un derechazo de K.O en el ring de boxeo de la vida. Todo es diferente. Te dan ganas de escupir en el rostro de Dios como Henry Miller. El libro todavía te da vueltas en la cabeza como una lavadora centrifugando. Te das cuenta que no has leído un libro de un tío que echa veinte polvos, estás leyendo un tío que ha estado hecho polvo, que ha mordido el polvo y, pese a todo, se ha levantado y sigue luchando en el ring como el primer día. Podrías ir más alla y ver detrás de cada uno de esos polvos algo más que sexo, podrías descubrir soledad, desesperación, incomprensión, hijoputismo, pero para eso hay que hacer algo más que leer el libro, quizás deberías hacer lo que Jonh Fante recomendaba en el título de su novela más célebre: preguntar a polvo, a cada uno de esos veinte polvos, qué es lo que esconden.
Puedes comprar el libro de Rafael Fernández aquí.
Y puedes leer unos fragmentos aquí
El libro contiene párrafos así:
Yo creía en el cuento del amor, creía en los besos de amor que conquistaba cada sábado en el cine o los domingos tras misa: después de misa tus padres te dejaban estar quince minutos saludando a tus amigas que también habían ido a misa y te encontrabas en la salida: pero nos íbamos a las escaleras de entre el tercer y cuarto piso de tu edificio con las luces apagadas: en aquel lugar secreto me empezaste a pajear un poco: pero sólo un poco porque el semen te daba asco: te sigue dando asco: mi semen te dará asco toda la vida: debí darme cuenta que no puedes irte a vivir con alguien al que le da asco tu semen: y tú y yo nos fuimos a vivir juntos, nos enfrentamos a lo que es la vida de adultos: lo malo es que tú creciste y te hiciste una gran arquitecta y sigues yendo a misa los domingos. Yo no crecí: seguí pensando que la vida no era algo para pasar el rato: seguí soñando que la vida es un gran lienzo en la que puedes pintar lo que quieras: convertirte en lo que quieras, si luchas por ello de verdad: con todas tus fuerzas....
20 polvos es el producto de unas diarreas de adolescente victimista y poco más. No observo nada extraordinario y mucho menos rompedor. Subyace un modo de vida común a los de otros mortales, aunque bien es cierto que el estilo narrativo es fresco.
ResponderEliminarA mí, personalmente, me ha aburrido, no me descubre ni aporta nada nuevo sobre el ser humano y menos sobre el hombre o la mujer.
Aún así, espero que triunfe y vendas muchos más.
NO LEI EL LIBRO (AUN ). 2 horas antes de escribir esto , estaba navegando y viendo en youtube un programa llamadolas noches blancas, y llegue al blog de de fernandez...carajo me encanto y como un pos4eido comence a buscar mas cosas acerca de el en internet (exigo que cuelguen el video de la entrevista con juan y medio, no lo encuentro en youtube)..me gusta la sinceridad con que expresa lo que siente...NUNCA TE RINDAS . DESDE TACNA PERU ..UN ESTUDIANTE DE FISICA PURA
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