No estáis legitimados. No es democracia.

No hemos tardado en ver lo que se preveía: políticos corruptos irrumpiendo en las elecciones con mayoría absoluta bajo el amparo de sus fieles votantes. Tampoco hemos tardado en escuchar lo que también se preveía: políticos corruptos hablando de la soberanía del pueblo, de la democracia, de la fiesta de las elecciones y diciendo que el pueblo se ha pronunciado libremente y ha elegido.

Pero permíteme que pregunte algo. ¿Cómo es que se han expresado libremente?

Desde el primer momento en el que un partido político gasta millones de euros en una campaña de publicidad y otro no llega ni a unos miles de euros no hay igualdad de condiciones. Cuando un partido político tiene suficiente presupuesto para contratar a asesores de imagen, a publicistas, a comunicadores, a equipos audiovisuales enteros que retransmiten sus mítines, a gente que escribe discursos con estrategias publicitarias, a estadistas que hacen estudios de mercado para captar más votos, cuando tienen televisiones enteras manipuladas para proyectar buena imagen, cuando tienen periódicos donde sólo hablan bien de ellos mismos, cuando tienen presupuesto para invitar a jubilados a paella y regalarles una papeleta de su partido. Cuando todo eso lo poseen dos partidos y los otros no... permíteme que te diga: pero eso no es democracia. Eso es marketing, es captación y es publicidad.

Apuesto a que el 98% de la gente no se ha leído más de 4 programas electorales. Apuesto a que la mayoría de gente que ha votado al PP/PSOE no ha leído ni los propios programas de los partidos a los que votan. Apuesto a que la mayoría han votado instintivamente y, la mayoría, lo máximo que han visto de sus candidatos han sido sus fotografías. Eso no es soberanía y eso no es democracia real.

Cuando uno trata de hablar con un votante del PP jamás poduede argumentarte por qué vota a Camps sabiendo en toda la trama que estaba metido. Votan por instinto, por tradición familiar y por un asco atroz al PSOE que les han inculcado desde medios, como si no hubiesen otras fuerzas políticas más.

Camps lo ha conseguido: han conseguido que sólo se hable de él en los medios. Ni siquiera el 48% de los valencianos sabía cuál era el nombre del candidato del PSOE, la segunda fuerza de la Comunidad. Así estaban las cosas en Valencia. Ha seguido esa premisa de Oscar Wilde que dice: “Que hablen de ti, aunque sea bien”.

Con todo esto uno no puede creer en la democracia actual. No puede creer en un sistema electoral de captación de votos mediante técnicas publicitarias donde lo que menos priman son las ideas. No nos engañemos, en las elecciones no ganan los que mejores ideas tengan, no ganan los que tengan más carisma, no ganan los que estén más limpios de delitos, no. Las elecciones las ganan los que más presupuesto tengan para comprar publicistas que difundan tu idea. Las elecciones las gana el capital, el que más dinero tenga.

Por eso ahora estamos en una situación más difícil que nunca y más desesperante. La estrategia en Valencia es simple: todo lo malo es por culpa del gobierno central del PSOE y todo lo bueno es por obra y gracia de Camps. Es una falacia, pero ha funcionado y ha calado.

Los que apostamos por una alternativa al bipartidismo, los que queremos un parlamento más representativo como el alemán, lo tenemos crudo. Por eso somos muchos los indignados que estamos hartos de este sistema. Somos muchos los que no creemos en los paquetes de medidas que nos venden con una papeleta. Somos muchos los que creemos en las ideas y no en los partidos. Somos muchos los que creemos que, simplemente, hay buenas y malas propuestas y ya está.

Por eso ahora más que nunca, hay que permanecer en las plazas. Hay que seguir ahí para hacerles ver que, pese a que se lo crean, no tienen legitimidad unas elecciones prostituidas.

Tal vez ahora quieran desalojar a la gente a la fuerza, no hay unas elecciones a la vista y al parecer el movimiento no tiene influencia electoral. Podrán hacer una descarga policial sin que repercuta en nada y dentro de cuatro años nadie se acordará de nada.

Por eso es probable que los echen... pero es muy importante volver al día siguiente. Hay que insistir. Algo tiene que cambiar. Estamos hartos de corrupción, de política a favor del poderoso, de recortes, de falta de derechos. Estamos hartos de esto. Se pueden cambiar las cosas.

Tan sólo hay que ver cómo se han organizado en las plazas, mediante asambleas, donde enseguida se han hecho puestos de información, la gente se ha organizado para limpiar, otros para cocinar, otros para cuidar niños, se han hecho talleres de artes, ha salido lo mejor de una sociedad que apuesta por el cambio. Cada uno ha aportado lo mejor que sabe para construir una pequeña sociedad en la paza que, hoy por hoy, es mucho mejor que la que habita en los ayuntamientos.

Esto va a reventar antes o después. Y tenemos ahora más fuerza que nunca.